La explicación es simple
La ciudad, al estar junto al Atlántico, es a menudo barrida al final de la tarde por el viento del norte, que limpia y elimina la contaminación aclarando el aire. Así, después la enorme extensión de agua, a modo de espejo, que el río Tajo proporciona refleja una inmensa cantidad de luz sobre la ciudad. Científicamente está comprobado que Lisboa tiene muchos días de sol. Eso es, en la última década fueron en promedio 269 los días de cielo despejado al año. Lisboa presenta índices de insolación diurna superiores a las 3000 horas anuales.
¿Cuándo y dónde se puede admirar mejor la luz de la ciudad?
Unos prefieren el final de la tarde y el horizonte cónico de ciertas calles que, desde las colinas de la ciudad, van en dirección al Tajo, al fondo. No obstante, otros dicen que la magia se siente más al amanecer. Muchos otros piensan que la mejor manera de disfrutar la luz de Lisboa es del otro lado del río, al atardecer, en una terraza junto al río. En consenso absoluto, es que, vista desde el río, a la puesta de sol, la ciudad se transforma en un escenario aún más brillante…
En consenso absoluto, es que, vista desde el río, a la puesta de sol, la ciudad se transforma en un escenario aún más brillante…